El campo ha estallado y lo sabe toda España. Miles de tractores transitan por las principales vías de sus localidades y comarcas para pedir respeto por un sector que agoniza. La falta de rentabilidad nos está ahogando y no precisamente con agua, en el caso de Alicante. En este contexto, las organizaciones agrarias de la Comunidad Valenciana, que somos el altavoz de las reivindicaciones de agricultores y ganaderos, nos hemos unido para salir en bloque en las tres provincias con un único objetivo: que quienes nos gobiernan se enteren de que así no se puede seguir y que somos un sector estratégico para el conjunto de la sociedad. A partir de ahí, se debe abrir un nuevo camino hacia soluciones urgentes, pero estructurales, de fondo, que supongan un giro radical en el día a día del productor.
El jueves pasado, día anterior a nuestra protesta, nos enteramos mal y tarde de que nos privaban del derecho fundamental de manifestarnos por el recorrido inicialmente solicitado, que incluía un tramo de las autovías A-7 y A-31. Sin ánimo de dar un paso atrás, exigimos de inmediato el cese del subdelegado de Gobierno por lo que consideramos una decisión arbitraria y política, que nada tiene que ver con la seguridad y que pone de manifiesto su nula sensibilidad hacia un sector que clama auxilio por pura supervivencia. Estamos hartos de políticos que se ponen de perfil ante la realidad, que nos ignoran cuando les necesitamos, que demuestran que no están en sintonía con nuestra actividad y con la sociedad, que no tienen carácter ni firmeza para actuar con determinación, quizás por ser simples marionetas carentes de valor para tomar decisiones sin la aquiescencia y subordinación de Valencia y su delegada.
Pese a todo ello, más de 450 tractores circularon por carreteras nacionales y vías secundarias con una convocatoria mayor a la esperada. Y aunque pudimos hacer nuestro acto, se nos quedó cara de patito feo, pues una vez más el Gobierno nos dio la espalda de pleno, esta vez a través de su órgano provincial, cuando ayer nuestra vecina Murcia sí pudo sacar sus tractores a la autovía. No teníamos suficiente con el castigo que nos impone el Ministerio de Transición Ecológica, que nos deja sin agua y sin regadío sostenible, ni con el Ministerio de Agricultura, incapaz de defender nuestra actividad en Europa, con medidas desafortunadas que limitan progresivamente la actividad agraria y ganadera.
El subdelegado no solo se equivocó al ponernos trabas desde el principio a ejercitar un derecho fundamental amparado en nuestra Constitución, también se equivocó mostrando nula empatía con el campo, rechazando reunirse con las organizaciones agrarias convocantes unos días antes de la tractorada y no atendiendo ninguna de nuestras llamadas durante el día de las protestas. Sin duda, lo peor es no coger el teléfono y esconderse debajo de la mesa para no tener que asumir responsabilidades.
Después de lo ocurrido sacamos varias reflexiones. Por un lado, que ha llegado la hora de que el Ministerio de Agricultura y la Unión Europea nos digan con claridad si quieren agricultores o no. Porque si la tendencia de las medidas y la política sigue en la misma línea, tendremos un abandono masivo y definitivo de la actividad primaria. Estamos hablando de carne, leche, huevos, verduras, es decir, de alimentos de primera necesidad que vamos a dejar de poder producir y que nos vendrán de terceros países, con su correspondiente inseguridad alimentaria. Y por otra, queremos recordarle al señor subdelegado que se ha ganado la aversión del campo alicantino.
Es fácil multar a agricultores que fruto de su desesperación se echan “al monte”, pero eso no es de valientes. Lo valiente en un recién llegado sería escucharnos y actuar como correa de trasmisión de nuestras necesidades ante el gobierno de España. Por ello le pedimos que no sancione a aquellos que en estos días hayan podido cometer alguna falta. Han perdido toda su cosecha de limones, y como agricultor sé muy bien lo que significa eso. Respeto y solidaridad, ante todo.
José Vicente Andreu, presidente de ASAJA Alicante
