Soplaban vientos de cambio en nuestra Comunidad y el pasado 28 de mayo los ciudadanos se encargaron de imprimir el deseo de dar un giro a las políticas del anterior gobierno en unas elecciones autonómicas donde quedó plasmado, negro sobre blanco, el fin de una etapa y el comienzo de otra.

Como organización que defiende los intereses del sector agrario agradecemos, de primeras, que la recién estrenada Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca haya sido desgajada de Medio Ambiente, Transición Ecológica y Cambio Climático. Tres áreas que, sin dejar de ser importantes, han relegado a un segundo plano los intereses del campo ante la presión del ecologismo y las iniciativas enfocadas a paliar los efectos del concepto de moda, el cambio climático, tan real e innegable como a menudo mal empleado para justificar lo injustificable.

Como decía, tenemos un nuevo gobierno, y a la hora de confeccionarlo, máxime cuando hay que rubricar acuerdos entre distintos grupos políticos para que salgan los números, lamentamos que la agricultura sea la moneda de cambio fácil, lo que a nuestro juicio le resta a la cartera la relevancia que se merece si tenemos en cuenta otras que nunca son objeto de discusión. La sanidad o la educación, por ejemplo, jamás son susceptibles de cesión política. Sin embargo, sí lo son el rol que juegan los agricultores en el ecosistema, la dieta mediterránea y la seguridad alimentaria de nuestra sociedad. Desde ASAJA Alicante aprovechamos este nuevo ciclo para reivindicar que un sector tan estratégico para el porvenir socioeconómico de la provincia obtenga de una vez por todas el reconocimiento y la consideración que se merece.

Dicho esto, las horas de sol; la gestión ejemplar del agua; los cultivos emblemáticos y las figuras de calidad que les amparan y el modelo agrícola sostenible que hemos conseguido forjar vertebran y sostienen la Comunidad Valenciana de norte a sur, redistribuyendo la riqueza, además de ser el único sector que actúa como sumidero de CO2. Con todo, el nuevo conseller, José Luis Aguirre, asume un gran reto, pues son muchos los problemas que actualmente atraviesa el campo y en su gran mayoría tienen que ver con decisiones heredadas del pasado. ¿Qué necesidades tenemos? La principal es la rentabilidad de las explotaciones; sin rentabilidad no hay futuro, no hay relevo generacional y el sector se muere. La aplicación de la Ley de la Cadena Alimentaria es clave para garantizar la continuidad agraria, y aquí es fundamental que funcione la AVICA. El agricultor genera riqueza para todos, menos para él. Y así, ¿quién va a querer dedicarse al campo?

Otro de los grandes caballos de batalla es ser fuertes ante Europa, que nos impone reglas que a terceros países no les obliga a cumplir. No solo es una falta de respeto hacia los productores europeos, sino un auténtico fraude a los consumidores. Y hasta aquí hemos llegado, no podemos consentirlo más. El nuevo Consell debe alzar la voz para imponer condiciones transparentes e igualitarias para todos los que quieren comerciar con nuestro continente. Eso se llama reciprocidad y es lo que debemos exigir.

Y no me quiero dejar fuera una demanda histórica del sector apícola. Cuatro lustros acumulan de destierro los apicultores valencianos por obra y gracia de unas mandarinas que generan polen y terminan creando piñones. La orden de la pyñolà no es sostenible ni efectiva. Las abejas son insectos milenarios que perpetúan la vida en la Tierra y de paso nos regalan su más preciado fruto, su rica miel. Y a cambio, los gobiernos valencianos, cegados por los intereses económicos, llevan casi veinte años expulsando a las abejas y a los apicultores de su propia tierra. No es justo, y lo que no es justo es de justicia enmendarlo y corregir el agravio.

Pero en Alicante tenemos más cuentas pendientes, como la fallida política de erradicación de la Xylella fastidiosa que les ha arrebatado a nuestras montañas el manto blanco de la floración de los almendros. Era nuestra identidad, nuestra cultura heredada desde hace siglos. Y como no, el agua. Las competencias en materia hídrica ahora corresponden a otra cartera, pero consideramos que ambas deben ir de la mano. No podemos quedarnos impávidos ante las decisiones que se toman en los despachos de Madrid.

Necesitamos ser más valientes que nunca. En juego está no solo nuestro sector, sino la competitividad de toda la Comunidad Valenciana. Dicen que los cambios son oportunidad, por eso desde ASAJA tendemos la mano al nuevo Consell para mirar a los problemas de frente, abordarlos sin miedo y avanzar juntos por el beneficio de toda la sociedad.

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