Las indemnizaciones agrícolas marcan récord histórico en Alicante, pero no cubren gastos y cada vez tienen menos cobertura

Unas indemnizaciones agridulces. Coincidiendo con la coordinada huelga agraria por parte de los agricultores, donde reclaman la defensa de unos acuerdos comerciales más justos y mayor número de ayudas para afrontar crisis como la de la sequía, Agroseguro ha publicado las cifras de las indemnizaciones generales que han concedido durante este 2023, marcando un récord histórico tanto en Alicante como en el grueso general de la Comunidad Valenciana.

Así, según los datos que ha hecho públicos el seguro agrario, las cuantías abonadas en el pasado 2023 a los agricultores y ganaderos asegurados en toda la región se han elevado hasta los 105 millones de euros. Este desembolso es más del doble que el abonado el año anterior (55,6 millones) y supone el máximo histórico indemnizado en los 43 años de historia del Sistema español de Seguros Agrarios Combinados en la Comunidad Valenciana.

Centrando la información en la provincia, la superficie alicantina siniestrada suma en total 12.441 hectáreas, lo que representa el 12.92 % de las tierras valencianas que no han podido hacer frente a adversidades como las tormentas de pedrisco (por las que se han destinado 7,8 millones de euros), daños por lluvia (indemnizados con 4,30 millones) o heladas (que se han intentado paliar con una aportación de 1,95 millones de euros). El resto de las compensaciones, hasta completar el total, que asciende a 18,79 millones de euros, corresponden al resto de riesgos.

Respecto a 2022, las indemnizaciones abonadas por el seguro agrario en la provincia han crecido un 17 %. En este sentido, la gran diferencia radica en el incremento de las compensaciones relativas a los cítricos, que han vivido un aumento del 25 % con la aportación de más de 7 millones. Estas ayudas llegan en un momento donde limones y naranjas viven cierta incertidumbre en el campo alicantino, donde se quedan toneladas sin recoger por su bajo precio y por los temporales que han vivido a lo largo del año, primero con granizadas y después con el problema hídrico.

Sin embargo, pese a que el mercado citrícola ha pasado a ser con creces la línea con mayor incremento de prestaciones del sector agropecuario, falta saber si estos datos, que marcan récords históricos a nivel general, son de verdad valores que pueden repercutir favorablemente a los agricultores o si, en cambio, no es oro todo lo que reluce.

La evolución es similar en las tres provincias de la Comunidad, pero Alicante en concreto tiene tres puntos focales claros donde se han notado los estragos del tiempo: los cítricos, las cerezas y la uva de mesa. Según Agroseguro, de los casi 19 millones destinados al campo alicantino, el desglose muestra que los cítricos han sido beneficiados con 7,37 millones de euros; muy por encima de la cereza, con 3,71; y la uva de mesa, con 2,33.

«Las indemnizaciones que ha abonado Agroseguro en ningún caso son suficientes, pues no cubren las pérdidas que realmente tienen los agricultores en sus explotaciones», critica Antonio Gascón, responsable de seguros agrarios de Asaja Alicante. El experto en el área de seguros de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores comenta que «los porcentajes son cada vez menores» en relación con las pérdidas que tienen los profesionales del campo, puesto que «han subido los precios mucho y han reducido los riesgos que se amparan».

Precio más alto y menor cobertura

Desde hace dos años, los desperfectos provocados en las cosechas por el fuerte viento no vienen cubiertos por el seguro, hecho que ha levantado la crítica de algunos agricultores que ven en este condicionante uno de los grandes problemas de su trabajo. Gascón cataloga esta acción de «deriva mercantilista» por parte de Agroseguro, argumentando que cada vez «es mayor el precio a pagar» por la prima.

Vicente Zaragoza es un operario agrario de La Murada muy crítico con la situación: «Los mayores desperfectos del limón son provocados por grandes rachas de viento. Pero ahora, el aire ha sido eliminado del seguro y ya no se cubre. El resultado es una cosecha pinchada que acaba por no venderse». Acaba produciendo toneladas de limones que no llegan al mercado por culpa de las inclemencias meteorológicas, y sin recibir incentivos por parte del seguro: «Esto es una ruina, los agricultores estamos desamparados y pendemos de un hilo». Algo parecido le pasa con el tema de la naranja: «Si en un año puedo llegar a tener 30.000 kilos, más de la mitad voy a tener que tirarla», asegura.

Otro caso parecido es el de Víctor Cámara, un agricultor de Benejúzar que sufre por una campaña «desastrosa». Este año «hemos vivido muchos problemas por culpa del tiempo. En algunas zonas, por la escasez de agua no se ha podido levantar la cosecha del limón temprano como otros años. Y a eso hay que sumarle el pedrisco de septiembre y una oleada de viento que golpeó fuertemente a los naranjos, que por cierto no te cubre el seguro». Con esta retahíla de circunstancias que han dificultado la proliferación natural de los cítricos, Víctor entiende que «estos incentivos no son suficientes ni para costear las pérdidas generadas».

En función de la producción dañada, las indemnizaciones pueden ser muy diferentes. Los cítricos, por ejemplo, son una de las cosechas más importantes que tenemos en la provincia, con un gran volumen asegurado. «Como hay tanta producción y tanta superficie asegurada, el volumen global de indemnización que percibe el sector es muy alto. Pero eso no significa que el agricultor se sienta amparado o que haya cubierto realmente su pérdida», comenta Gascón. «Desde Asaja pensamos que no llega a cubrir las necesidades del agricultor para garantizar una rentabilidad mínima».

Saliendo del caso práctico de los cítricos, podemos ver también la cuestión de la cereza, que ha sido la segunda línea con más ayudas por parte de la aseguradora. El año pasado hubo unos daños muy importantes en la cereza de Alicante en toda la zona del Vinalopó, y el valor unitario de esas cosechas perdidas es bastante alto. «No es lo mismo una hectárea de cereza que una hectárea de cebada», aclara Gascón. «Las indemnizaciones suben porque un kilo de cereza vale dos euros y uno de cebada, 0,019», argumenta, indicando que no se puede analizar la situación viendo únicamente las ayudas totales: «Habría que desagregar ese dato tan grande y ver un poquito en su interior».

Es evidente que los profesionales agrarios no se sienten cómodos con las reparaciones llevadas a cabo por los seguros. El responsable de seguros agrarios de Asaja Alicante también pone un ejemplo con la tercera línea más indemnizada: la uva de mesa. «En su caso, se han pagado 2,33 millones de euros en concepto de paliativos por la climatología, pero los recibos de prima pagados por el total de los agricultores ascendió a más de cuatro millones, por lo que hay un diferencial en favor de Agroseguro».

En este sentido, las compensaciones monetarias son pocas para varios agricultores pese a que se ha llegado a lograr un récord histórico en el total incentivado. Pese a que desde el seguro agrario consideran esto como un éxito, los profesionales agrarios sucumben ante la situación: «El seguro, amparado por el Ministerio de Agricultura, cumple la misión de garantizar la rentabilidad en las explotaciones y que los agricultores puedan disponer de una herramienta para tener cubiertos los siniestros climatológicos. Pero realmente esta herramienta en los últimos años sirve de más bien poco», finaliza Gascón.

Fuente: Diario Información

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