Un año más llegamos a la Navidad y al inicio de un nuevo año. Días que invitan a hacer balance de lo vivido, a compartir tiempo en familia y a disfrutar con los amigos.
Para Alicante, estas fiestas son aún más significativas, pues somos origen de tradiciones profundamente ligadas a estas fechas. Alicante es, sin duda, la cuna de la Navidad.
Tanto Papá Noel como los Reyes Magos hacen parada obligatoria en el Valle del Juguete alicantino para abastecerse y poder atender los millones de cartas que reciben de todo el país, en una suerte de “Amazon” adelantado a su tiempo, mucho antes de esta era tan tecnológica.
Sin turrón de Jijona o de Alicante no hay Navidad. Nadie lo pone en duda. El turrón de Alicante es embajador de nuestra tierra en todo el mundo, en Navidad y el resto del año.
Si cambiamos de valle y nos trasladamos al del Vinalopó, encontramos otra de las grandes señas de identidad de la Navidad: las uvas con denominación de origen “Uvas Embolsadas del Vinalopó”, las auténticas uvas de la suerte con las que despedimos el año.
Una tradición que se extendió a finales del siglo XIX desde las clases más humildes al conjunto de la sociedad. En aquellos tiempos, solo los más ricos tenían acceso a esta fruta, considerada un “fruto de dioses” y reservada a las clases más poderosas. En un acto entre la burla y el deseo, que reflejaba que los pobres también podían tomar uvas, aunque solo fuera una vez al año, se fue consolidando la costumbre de tomar las doce uvas al son de cada campanada como símbolo de suerte y prosperidad para el año entrante.
Desde entonces, tomar las doce uvas se ha convertido en el único nexo de unión que existe para todo un país desde hace siglo y medio. Un momento único en el que, como cantó Mecano, “entre pitos y gritos todos los españolitos” coincidimos sin discusión ni disparidad de deseos.
Y si hablamos de tradición, las uvas de la suerte tienen nombre propio: las uvas Aledo del Vinalopó. Detrás de ellas hay una cultura centenaria de cuidado de la tierra y de ofrecer un producto único. Uvas hay muchas, pero uvas de la suerte, solo las nuestras.
Este año, sin embargo, no todos estarán a la altura de la tradición. La principal cadena de supermercados del país, la valenciana Mercadona, ha decidido renunciar a las doce uvas de siempre, prefiere apostar únicamente por uvas procedentes de Perú o Brasil. Además, no es el único gesto negativo hacia el campo alicantino, ya que también ha reducido en un 50 % la presencia de vinos de Alicante en sus lineales.
Por este motivo, hoy quiero hacer una reflexión sobre nuestras uvas, las uvas de la suerte, y sobre la suerte de tener productos tan ricos, saludables, naturales y tan nuestros, aunque ahora sea un poco más difícil acceder a ellos. Tanto el sector de la uva embolsada como el del vino necesitarán en 2026 un apoyo redoblado de todos nosotros para superar las dificultades que lastran su presente y su futuro.
Eso sí, que no cunda el pánico: nuestros agricultores seguirán cultivando estas uvas para que podamos disfrutarlas. Y conviene recordar que siguen existiendo multitud de tiendas y supermercados donde adquirir las uvas de la suerte y nuestros deliciosos vinos alicantinos.
Feliz Año 2026, con NUESTRAS UVAS DE LA SUERTE O LA SUERTE DE TENER UVAS
