El incremento del 10% de los campos de la provincia en los últimos cuatro años obedece en gran parte a la cotización de los terrenos dedicados a aguacates, pitahayas o nísperos, que con 122.000 euros por hectárea triplica a los de los cítricos.
Los precios de las tierras agrícolas se han incrementado en los últimos cuatro años a nivel global en un 10%, gracias al impulso registrado en este sentido por cultivos como el olivar, los frutos secos los viñedos o los tropicales. Especial mención merecen estos últimos, concretamente los de productos como el aguacate, el mango, la chirimoya, la pitahaya o el propio níspero, que con casi 122.000 euros por hectárea, casi triplican en precio al segundo cultivo en valor, como es el de los cítricos. La buena cotización de estos productos en el mercado, así como la mayor flexibilidad a la hora de la recolección, se encuentran detrás de este fenómeno.
El Ministerio de Agricultura ha hecho pública la última actualización de los precios medios anuales de las tierras de uso agrario. De acuerdo con la información recogida en el informe, el precio medio en la Comunidad Valenciana y, por extensión, en la provincia de Alicante, se sitúa alrededor de los 19.037 euros por hectárea, lo que supone un incremento cercano al 10% desde 2020, y del 0,95 % con relación al año anterior.
Dentro de esta estadística, el cultivo que ha experimentado un mayor incremento en los últimos cuatro años, concretamente del 29%, es el de los frutos secos de secano, lo que ha dejado el precio de la hectárea en los 12.365 euros.
En cualquier caso, son los cultivos tropicales los que llaman más la atención, dado que pese a que la subida ha sido un poco menor en este mismo intervalo de tiempo, concretamente del 26%, la cotización es infinitamente superior, al haberse situado en 121.916 euros. Se trata de productos como el aguacate, el mango, la chirimoya, la pitahaya o incluso el níspero que, pese a no estar considerado estrictamente como un cultivo tropical, sí que se ubica en terrenos de idénticas características.
Este precio se queda a muy poca distancia de triplicar al de los cítricos, que con 43.536 euros por hectárea solo ha experimentado un aumento del 2% desde 2020.
En la escala de los incrementos de precio aparecen a continuación los viñedos, principalmente los de secano, con una subida del 25 % que ha dejado el coste en 30.729 euros, mientras que los de regadío se han quedado en un 22%, cotizándose a 17.515 euros.
Les sigue de cerca en cuanto a subida el olivar de secano, en este caso con un 20%, lo que sitúa el registro en 10.959 euros. Se cotiza mucho mejor, con todo, el olivar de regadío, a 22.372 euros la hectárea, aunque es el único cultivo cuyo precio retrocede, en un 0,5%.
Los terrenos para arrozales, por su parte, también han crecido de forma significativa, en un 15 %, hasta los 27.317 euros, situándose ya a más distancia las tierras de frutales de secano, que suben un 12% para alcanzar los 10.459 euros. Por su parte, las hortalizas, un cultivo muy extendido en la provincia, sobre todo en el área de la Vega Baja y el Camp d’Elx, solo han experimentado un aumento del 5%, lo que deja el precio en 30.729 euros.
Los precios de los tropicales
Con todo ello, el presidente de Asaja Alicante y productor de cítricos, José Vicente Andreu, señala que, pese a que no están siendo años buenos para el sector en general debido a la sequía, el calor y las restricciones para el riego, «si las tierras y el clima son buenos, sí que los precios son elevados». Especialmente, añade, para los cultivos tropicales, debido a la cotización que llegan alcanzar determinadas frutas en los mercados.
Esos no son los precios que reciben los agricultores, pero por poner solo algunos ejemplos, el aguacate llega a venderse al público en los supermercados por encima de los 5 euros el kilo, mientras que por la pitahaya o por el mango se pide casi el doble. La chirimoya también roza los 5 euros, mientras que los nísperos oscilan entre 5 y 8 euros.
También hay otro factor que influye en el precio de las tierras para este tipo de cultivos, y no es otro, subraya Andreu, que la mayor flexibilidad a la hora de la recolección. «Algunas de estas frutas se pueden recoger un mes antes o después de que hayan alcanzado su punto de maduración, por lo que no hay tanta necesidad de mano de obra», especifica.
Después hay otros factores, como el hecho de que la mayoría de las tierras se heredan de padres a hijos, lo que propicia que el nivel de transacciones sea más bien bajo.
Sí que se alcanzan esos precios, incluso más elevados, en lugares como la Vega Baja que reúnen las características totalmente adecuadas, según confirma José Vicente Andreu a la vista de algunas operaciones que se han formalizado en los últimos tiempos.
En lo que respecta al resto de cultivos, el aumento del precio de la tierra de olivar estaría íntimamente relacionada con la subida de precios registrada estos últimos años en el aceite, mientras que en el caso de los almendros, Andreu no deja de sorprenderse. «En el fruto seco hay una auténtica explosión en toda España, pero en la provincia de Alicante estamos encontrándonos con muchos inconvenientes a causa del clima, lo cual se refleja en unas cosechas bastante pobres», lamenta. A ello habría que añadir otras cuestiones como la plaga de la xylella, que está obligando a arrancar miles de ejemplares en las zonas afectadas del interior norte de la provincia».
FUENTE: INFORMACIÓN Y ASAJA ALICANTE
