Los agricultores temen que, tras el registro del verano más cálido de la historia en la provincia, una gota fría pueda arruinar la campaña de hortalizas de invierno. La inacción de las autoridades en la mejora de la capacidad hidráulica de la desembocadura del río Segura ocasionaría importantes desastres agrícolas si no se pone en marcha un protocolo de limpieza y actuación inminente.
Alicante, 10 de agosto de 2022. Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante manifiesta su preocupación por las terribles consecuencias que podría tener para la agricultura la llegada de un temporal de lluvias en la zona de la desembocadura del río Segura durante los próximos meses, y denuncia la inmovilidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) por la absoluta dejadez y abandono del tramo viejo del río, donde el carrizo, las cañas y el lodo taponan la salida natural de todas las aguas de la Vega Baja a través de seis azarbes.
Según fuentes de la Agencia Estatal de Meteorología, no hay precedentes de un bimestre junio-julio tan cálido como el de 2022, que supera en tres décimas al mismo periodo del histórico verano de 2003. Con el mar Mediterráneo a más de 30 grados, la elevada posibilidad de gota fría acecha sobre una comarca con todos los deberes por hacer. «Han transcurrido tres años desde la DANA y no ha habido voluntad para subsanar los problemas de la desembocadura ni para plantear un protocolo de actuación que permita prevenir los importantes daños que sufrió nuestra huerta». En este sentido, el agricultor guardamarenco Francisco Mora, reclama la urgente limpieza, dragado y mantenimiento del cauce viejo del río Segura para que las aguas encuentren su salida natural, y pone sobre la mesa otras posibles soluciones que ayudarían a evitar inundaciones, como elevar la carretera N-332 entre Guardamar del Segura y San Fulgencio para suprimir el efecto barrera que mantuvo bajo las aguas a miles de hectáreas de cultivo y zonas urbanas durante la DANA del 2019, o la construcción de un cuarto ojo del puente Carlos III en Rojales. «Es una pena, pero ha habido tiempo y dinero y no hay ningún resultado visible… no hemos aprendido nada», lamenta. «Las consecuencias de la inacción de las autoridades la pagaríamos nuevamente los agricultores, que con nuestro trabajo en el campo mantenemos un espacio ambiental en nuestros pueblos de manera gratuita».
En este sentido, Mora transmite la gran preocupación de los agricultores de la parte baja de la comarca ante un episodio de lluvias torrenciales, que verían peligrar la próxima campaña de hortalizas de invierno, como la alcachofa, la calabaza, el boniato y la ñora.
A pesar de que ASAJA reclamara a la Confederación Hidrográfica del Segura la necesidad de invertir y mejorar la capacidad hidráulica de desagüe de la desembocadura para evitar otro desastre como el ocurrido en 2019, donde se tuvieron que lamentar pérdidas humanas e incalculables daños materiales y agrícolas, y que se publicara que la Conselleria de Agricultura autorizaba la limpieza del río, hasta la fecha no se ha llevado a cabo ninguna actuación al respecto en ese tramo en concreto.
Por si fuera poco, el riesgo de inundación puede ser crítico en municipios como Guardamar, San Fulgencio o Dolores, al recibir el agua de drenaje de las zonas altas más rápidamente a raíz de la mejora de la capacidad hidráulica de las acequias y azarbes de la Vega Baja que la Conselleria de Agricultura ha acometido en la Fase I del Plan Vega Renhace, donde ha realizado una inversión de casi 35 millones de euros en la mejora de acequias de Almoradí, Orihuela, Catral y Callosa del Segura. Dichas actuaciones no solo promueven un riego más eficiente, sino que también aminoran el riesgo de inundación por el mejor funcionamiento de los azarbes en dichos municipios, pero, por contra, al no disponer de una parte baja del río limpia con buena capacidad de evacuar el exceso de agua, la zona de la desembocadura se vería gravemente afectada en caso de temporal.
En este sentido, el presidente de la asociación agraria alicantina, José Vicente Andreu solicita una actuación urgente a MITECO, máximo responsable del mantenimiento del río y ramblas, y señala que «este departamento solo se preocupa de amenazar a los agricultores con que les va a cortar el agua, el agua buena, el agua que da vida, la que crea riqueza. Sin embargo, no se acuerda de proteger al campo del agua que destruye, la que arruina a los campos y en este caso en concreto, a la Vega Baja».