La asociación advierte que la nefasta campaña de limón Fino está empujando a cientos de agricultores de la Vega Baja a abandonar sus explotaciones y solicita a la Administración autonómica que ponga en marcha una línea de financiación bonificada específica para este cultivo.

El limón atraviesa una grave crisis que está empujando a cientos de agricultores de nuestra provincia al abandono por no poder darles salida comercial. “Ni siquiera podemos cortarlos del árbol pues nos supone un coste imposible de asumir”, afirma el presidente de ASAJA Alicante, José Vicente Andreu, quien añade que dicha problemática es más significativa en la comarca de la Vega Baja, donde se cultiva el 40% del total producción de limón nacional.

Ante este panorama desolador, la entidad agraria considera que el gobierno del Estado y Bruselas, lejos de velar por el porvenir de la agricultura, legislan contra el sector, imponiendo restricciones que limitan su desarrollo. Por ello insta a la Conselleria de Agricultura a que ponga en marcha de manera urgente un plan de choque excepcional y exclusivo para el limón, pues está el peligro un cultivo que representa el 50% de la renta agraria de la provincia de Alicante y es un auténtico motor para su economía.

Estas medidas excepcionales deben contemplar ayudas directas a los productores que han perdido la cosecha, líneas de financiación específicas (ad hoc) y ayudas fiscales. “Como poco, este plan debería contribuir a que los agricultores que han perdido miles de euros puedan tener la capacidad de aguantar sin tener que abandonar sus huertos”. Pero no solo eso, este cultivo necesita una solución estructural que pasa por garantizar el cumplimiento de contratos más justos para evitar abusos.

Plan de choque limón

  1. Ayudas directas a los productores, a través de un Decreto Ley específico por los daños por adversidades climatológicas ocasionados y no cubiertos por el seguro agrario, que compense los costes de producción no recuperados por los agricultores y que límite las pérdidas, similar a la de la cereza u otros cultivos castigados por la sequía o la guerra de Ucrania.
  2. Medidas que garanticen el cumplimiento de la Ley de Cadena Alimentaria, a través de un contrato homologado por la Conselleria y el Ministerio de Agricultura, que fije un precio mínimo de coste consensuado con la sectorial del limón. Todo ello, a fin de evitar las prácticas desleales que han tenido lugar durante esta campaña por parte del comercio y la industria.
  3. Financiación AD HOC. Líneas de préstamos bonificados específicos para productores a través del Instituto Valenciano de Finanzas y la GVA, con un tipo de interés al 0%, y alguna proporción del crédito subvencionada.
  4. Ayudas fiscales: Una rebaja de módulos, con índice cero para el ejercicio del IRPF 2024 y condonación de la Seguridad Social durante 12 meses.
  5. Ayudas de minimis de la UE para todos los productores de limón afectados por causas de mercado derivadas de los conflictos geopolíticos.

Causas de una campaña ruinosa

En primer lugar, ASAJA Alicante señala el incremento de entrada de fruta de terceros países, sobre todo de Turquía, por acuerdos comerciales que están castigando a nuestras explotaciones. No en vano las importaciones de limón de terceros países a la UE se han incrementado en un 22% en los últimos cinco años, mientras nuestra exportación al resto Europa en el mismo periodo se ha reducido en un 12%.

Y no menos importante están siendo las prácticas desleales llevadas a cabo por la industria, que se ha llevado limones en concepto de destríos a precio cero que ha acabado vendiendo en fresco. Esta práctica prohibida por la Ley de la Cadena Alimentaria “ha exprimido a los agricultores”, quienes se han lanzado a la desesperada a la calle en un grito de auxilio porque lo han perdido todo, y porque se sienten desprotegidos ante la incapacidad de negociación y la pérdida de valor económico de sus producciones. “Teníamos una buena cosecha, pero las distintas granizadas, y la plaga de la Pulvinaria nos las han dañado, lo que nos lleva a una situación de mercado compleja, a la que se han sumado problemáticas como el incremento del coste del agua por la desalación, la subida del SMI y una Ley de la Cadena Alimentaria que se ha quedado en papel mojado para las frutas en fresco, que ha terminado por arruinar a los agricultores de limón de la Vega Baja”.

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