La asociación agraria alicantina y el Consejo Regulador de la IGP Cerezas de la Montaña de Alicante están trabajando en un plan estratégico específico para revitalizar el cultivo de la cereza en las comarcas de la Montaña de Alicante, tras cinco campañas muy complicadas por múltiples razones como la meteorología, la presión fiscal y deficiencias en el seguro agrario.

El documento que se va a elaborar y en el que ya se está trabajando pretende trazar actuaciones en cuatro ejes básicos:

  1. Reconversión varietal y reestructuración, así como renovación de arbolados: En este punto se realizarán acciones de investigación y experimentación en campo para obtener por un lado variedades que se adapten mejor a las condiciones climáticas cambiantes de la zona, que necesiten menos horas frío y por otro, una mejora de las variedades de la zona para conseguir producción con la meteorología actual.
  2. Riegos de apoyo o de “socorro”: El secano en la montaña necesita articular un sistema para disponer de riegos de apoyo ante campañas de baja pluviometría.
  3. ⁠Fomento de la agricultura como complemento de rentas
  4. ⁠Desarrollo de actuaciones de gestión en común y promoción del cultivo

En esta línea, ASAJA Alicante y la IGP mantuvieron ayer una reunión con el secretario autonómico de la Conselleria de Agricultura, Javier Bartolomé.

La cereza no solo representa un motor económico esencial que genera riqueza y puestos de trabajo en zonas de interior y desfavorecidas tanto en la producción como envasado en almacén y puesta en mercado, sino también cumple un rol fundamental en términos de fijación de población y se constituye como un elemento vertebrador que promueve el desarrollo rural sostenible, el mantenimiento del medioambiente y del paisaje, que a su vez estimula a otros sectores como el turismo rural y gastronómico alicantino. A esto se suma que su posible abandono propiciaría la propagación de incendios en las comarcas de la Montaña de Alicante.

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