Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante y la Cooperativa ilicitana Cambayas han solicitado a la Conselleria de Agricultura de forma conjunta una propuesta de ayuda para los productores de cultivos de granado, higuera y palmera datilera en suelos salinos, los cuales se circunscriben a las comarcas alicantinas de la Vega Baja y el Baix Vinalopó, donde se concentran las zonas tradicionales de cultivo en terrenos de saladares, que implican condiciones de productividad inferiores a la de otros frutales, y mucho menores que la de los cítricos, por lo que su mantenimiento en cultivo supone un sobreesfuerzo para el agricultor, además de tener elevados costes de mano de obra. Tanto la organización agraria como la cooperativa ilicitana entienden que dichos cultivos cumplen una importantísima función ambiental para frenar la erosión de los suelos y evitar la desertificación que amenaza buena parte de nuestro país, siendo los únicos posibles en estas condiciones.
22 de septiembre del 2021.- Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante y la Cooperativa ilicitana Cambayas han solicitado a la Conselleria de Agricultura de la Generalitat Valenciana una propuesta de ayuda asociada para los productores de cultivos de granado, higuera y palmera datilera en suelos salinos con riesgo de abandono y desertificación. En este sentido, desde ASAJA Alicante entendemos que, ahora que se ha alcanzado un acuerdo en Bruselas para la nueva PAC, y que cada país tiene un periodo durante 2021 y 2022 para diseñar su Plan Estratégico Nacional, es en esta fase donde la GVA debe presionar y hacer valer esta propuesta para que estas ayudas específicas en las producciones de higueras, granados y palmeras datileras se aprueben y apliquen.
El ámbito territorial de esta propuesta se circunscribe al sureste peninsular, y más concretamente a las comarcas alicantinas de la Vega Baja y el Baix Vinalopó, donde se concentran las zonas tradicionales de cultivo en terrenos de saladares. Es decir, ubicadas en suelos salinos y regadas con aguas con elevados niveles de salinidad, estimándose para el año 2020 en 3.696 hectáreas la superficie cultivada de granado, higuera y palmera datilera en los municipios de estas comarcas, y 4.018 hectáreas si contemplamos el conjunto de la provincia.
“Puesto que se trata de cultivos tolerantes a la salinidad, a la clorosis férrica y a la caliza activa, así como resilientes a la sequía, en estas condiciones climáticas de suelos y aguas no pueden darse otros cultivos, por lo que son las únicas opciones viables para la agricultura frutícola en estas zonas y una pérdida de estos cultivos implicaría el abandono y posterior desertificación de las tierras cultivadas actualmente”, asegura el presidente de Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante, José Vicente Andreu, que también afirma que “la productividad en esas condiciones es inferior a la de otros frutales, y mucho menor que la de los cítricos, por lo que su mantenimiento en cultivo supone un sobreesfuerzo para el agricultor, además de tener elevados costes de mano de obra. Se hace necesario un apoyo de renta si queremos mantener cultivadas aquellas zonas”.
Asimismo, el presidente de Cambayas, Daniel Soler, asegura que “las explotaciones objetivo de esta ayuda cumplen una importantísima función ambiental para frenar la erosión de los suelos y evitar la desertificación que amenaza buena parte de nuestro país, debido a que se ubican en zonas con suelos de alta salinidad y baja pluviometría, siendo los únicos cultivos posibles en estas condiciones. Por ello, los importes de esta ayuda en forma de un pago anual por hectárea servirían para compensar la pérdida de rentabilidad de las explotaciones, dado que, pese al pago básico (PAC), los costes de producción superan los ingresos y, por tanto, tienen mayores necesidades para aumentar su competitividad y su orientación al mercado”.
Asimismo, ambas entidades coinciden en la importancia, en el contexto de cambio climático en el que nos encontramos, de garantizar y preservar el mantenimiento de recursos genéticos propios mediterráneos, como son estos cultivos autóctonos, no solo por evitar la desertificación, sino por su gran resistencia a la sequía, por lo que entienden que se justifican todas las acciones oportunas que conduzcan a preservar este entorno agrario, social, cultural, económico, paisajístico y ambiental que se circunscribe al ámbito de cultivo del Baix Vinalopó y la Vega Baja.