Fuente: INFORMACIÓN
Azahar de limonero en pleno otoño. El 80 % de los árboles de limón de la variedad verna han florecido en las últimas dos semanas. Lo han hecho hasta cinco meses antes de lo que es habitual en esta variedad. Aunque extraordinario y poco frecuente, esta floración otoñal se ha producido en otras ocasiones. Los agricultores atribuyen este fenómeno que está moteando de blanco los árboles, a las abundantes precipitaciones registrada en el mes de octubre junto a las temperaturas cálidas de las últimas semanas ayudadas por algo de fresco de las nocturnas. Una combinación perfecta a la que se añade una última campaña de Verna de pobre cosecha en la que apenas se recolectaron limones, lo que propicia que el árbol responda con renovada energía al estímulo de la lluvia y las temperaturas suaves y se haya, por decirlo de alguna manera, equivocado de estación.
La mejor agua de lluvia
En el rincón de la Vega Baja donde menos lluvias se acumularon el pasado mes de octubre cayeron un mínimo de 40 litros por metro cuadrado. Mientras que en la mayor parte de las zonas en producción de limón se acumularon entre 60 y 100 litros por metro cuadrado sin causar grandes daños. Y en algunas zonas del prelitoral del Bajo Segura, donde también se extienden los bancales de limoneros, como Los Montesinos, San Miguel de Salinas o Pilar de la Horadada, se alcanzaron los 150 y los 200 litros por metro cuadrado. De la mejor agua, la de lluvia. Después se han sucedido muchas jornadas en las que el termómetro ha alcanzado los 30 grados, aunque ahora se están suavizando.
Referente nacional
Alicante suma el 40 % de la producción de limones de España. Son alrededor de 18.000 hectáreas de las que el 90 % se concentran en la huerta tradicional y en el campo regado por el trasvase de la Vega Baja.
A corto plazo, señala José Vicente Andreu, presidente de Jóvenes Agricultores de Alicante, podría ser beneficioso para los productores. Pero las buenas expectativas económicas no compensan la anomalía productiva y Andreu subraya la idea de que «la naturaleza está trastornada», una forma clara y muy de la tierra de aludir al cambio climático. «Esto puede ser un balón de oxígeno, pero no es bueno». Si se consigue preservar el árbol frente al frío que se avecina -o al menos se presupone-, se logrará una cosecha en julio, septiembre y octubre del año que viene. Un momento del año fuera del calendario convencional de recolección y comercialización de esta variedad de limón, apreciada especialmente por su calidad, en el que apenas queda en almacén en esas fechas, lo que podría elevar el precio del producto, aunque compitiendo siempre con las importaciones de Sudáfrica.
No es lo mejor
«Pero no es lo recomendable. No creo que sea bueno que el árbol vaya a destiempo en sus ciclos naturales y se haga adicto a sacar flores en esas condiciones de frío», señaló Andreu que es además agricultor productor de limones. «Es una tabla de salvación a muy corto plazo, porque en la cosecha del año que viene también me la juego si esta tiene mucho rodrejo -una cosecha a destiempo-«. Y es el uso de esta palabra en referencia a la fruta que no llega a la sazón, el mejor indicativo de que sucede con más frecuencia de lo que parece.
«El árbol tiene que llevar su ciclo y estas cosas extrañas lo trastornan, aunque sea un balón de oxígeno a corto plazo, pero el árbol llegará agotado a su siguiente cosecha», remarca Andreu. Podría darse una cosecha de rodrejo de unas cien mil toneladas en un periodo del año en el que normalmente el limón autóctono escasea.
«Hay un vacío brutal de limón verna», indican las mismas fuentes, que advierten, no obstante, que la producción importada sigue inundando el mercado español sin cortapisas. En algunas de las grandes cadenas de supermercados los limones de importación compiten abiertamente con los locales.
Fino y Verna, las estrellas del limón
La producción de limón se prolonga durante casi todo el año a través de sus distintas variedades. Según Asaja, el limón fino, que comparte protagonismo con el verna en el campo de la provincia -mitad de superficie es verna y mitad fino- , se está comercializando a precios altos porque la importación de Turquía no ha incidido en los mercados como en otras ocasiones y el de Sudáfrica, de calidad muy limitada, se ha vendido muy caro.
El limón Fino se cosecha antes, aproximadamente de septiembre a diciembre, mientras que el limón verna lo hace más tarde de febrero a julio. Ambos florecen en primavera, pero el fino tiene un ciclo productivo más corto, mientras que el verna, es más tardío. La variedad fino, además, suma una segunda floración menos intensa, en verano.
El limón Fino es más ácido, tiene la piel más delgada y un color amarillo pálido, siendo ideal para la industria de derivados. El limón Verna es más dulce y de piel más gruesa, un color amarillo intenso y es más grande. La piel gruesa del Verna lo hace más resistente para el transporte.
