El sector agrario no puede soportar más subidas del SMI sin compesaciones que disminuyan los costes salariales

17/01/2025

El sector agrario ha perdido, según datos registrados en el INE, 75.000 explotaciones agrarias en el periodo 2010-2020. Cifra a la que habría que sumar, al menos, 5.000 explotaciones más por el goteo incesante y continuado de abandonos y cierres de explotaciones agrarias en los últimos cuatro años. Los elevados costes de producción, las inclemencias meteorológicas, la competencia de producciones de terceros países y unos precios en origen que no permiten la rentabilidad, hacen que el sector agrario no tenga margen para soportar nuevos incrementos de los costes salariales.

Desde 2016, cuando el Salario Mínimo Interprofesional quedó fijado en 655 euros hasta hoy, que asciende a 1134 y, que con el último incremento propuesto de 50 euros puede alcanzar los 1184 euros, el sector ha soportado una subida global del SMI del 80%, sin que se hayan previsto compensaciones o bonificaciones que alivien las cargas sociales que asumen los empresarios agrarios, como hemos reclamado en reiteradas ocasiones desde ASAJA.

El incremento de 50 euros en el SMI que propone la ministra Yolanda Díaz tiene un impacto muy superior en el coste salarial mensual de las empresas, en torno a los 80 euros más por trabajador. Con las cotizaciones sociales a cargo de la empresa y el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (que subirá cada año hasta 2029), el coste mensual se sitúa en los 1.903 euros, de los que 720 euros corresponden a impuestos y cotizaciones.

Esta subida del SMI, como ya ocurriera con las anteriores, tendrá también efectos directos sobre el empleo en el sector. Según los datos que maneja ASAJA, en los últimos años se han perdido 90.000 puestos de trabajo en el campo y asistimos a la paradoja de que no hay mano de obra para atender las campañas de recolección más importantes y, ni siquiera, las actividades cotidianas propias de las explotaciones agrícolas y ganaderas. Además, este aumento del SMI va a tener efectos destructores sobre los procesos de negociación colectiva abiertos y sobre los convenios en vigor. En suma, se podría decir que dinamita la negociación colectiva.  

Ante ello, el Ministerio de Trabajo ha demostrado no tener sensibilidad ninguna, ni querer prestar el más mínimo apoyo al sector primario, como ha quedado patente con el resultado de la reforma laboral que perjudica, a todas luces, al campo. Con los incrementos de costes laborales y salariales año tras año, y con el resultado del que estamos pendientes, de la negociación de la reducción de la jornada laboral que, de llevarse a cabo, tendría efectos inmediatos y contraproducentes para el sector.  

Para el sector agrario resulta de todo punto inasumible cualquier tipo de nueva subida, en el momento actual. Desde ASAJA no rechazamos las subidas y/o mejoras salariales que se puedan adoptar para los trabajadores, pero en la situación que atraviesa el sector agrario tendrían efectos devastadores para la productividad y la competitividad de las explotaciones, salvo que éstas mejoras vayan acompañadas de compensaciones o bonificaciones para el empresario y así pueda aminorar el impacto negativo en su cuenta de resultados

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