El níspero y la cereza pagan la cuenta de un temporal que calma el estrés del campo. Se prevé pérdidas de entre el 15% y el 20%

Los productores de la Montaña y la Marina Baixa prevén pérdidas de entre el 15 y el 20% como consecuencia de un episodio de lluvias que salva casi el 100% el cereal alicantino, aumenta calidades de hortalizas, regenera suelos de secano, ahorra un mes de riego y logra relajar temporalmente las tensiones del año hidrológico en Alicante.

Alicante, 31 de marzo de 2022. Lluvia a gusto de todos que también trae disgustos a los productores de níspero y cereza. El infrecuente episodio de lluvias que vive la provincia de Alicante desde hace 18 días deja pluviometrías que oscilan entre los 150 litros que han caído en el Campo de Elche, la Vega Baja o el Vinalopó y los más de 900 litros descargados en la Montaña. El agua ha permitido que los regantes no abran el grifo en todo el mes, que se consolide una muy comprometida cosecha de cereales, el lavado de frutos y hojas y la humidificación del suelo. Esta lluvia alivia el estrés hídrico de la provincia y da margen a las administraciones para «atender las peticiones de los agricultores respecto al Tajo-Segura y el Júcar-Vinalopó en la próxima aprobación de los planes de cuenca», según el presidente de ASAJA Alicante, José Vicente Andreu. El temporal ha dado una tregua al campo en su año más difícil, pero le ha pasado la factura a los productores de la Marina Baixa y la Montaña: el exceso de agua raja nísperos y pone en peligro el 30% de la cereza. Esta es la situación comarca a comarca:

El cereal de l’Alcoià se salva: habrá cosecha en julio
«Esta lluvia ha salvado todo el cereal de l’Alcoià y el Comtat. Hace un mes temíamos que no llegara a crecer por la sequía», celebra Ricardo Ferri, vocal de cereales de ASAJA Alicante. Los registros de la zona suman unos 400 litros en Alcoy, 450 en Banyeres y más de 600 en la sierra de Mariola y Agres en estos últimos 18 días. «Ha reaccionado bien y crece, ahora hace falta que lo caliente un poco el sol», opina Ferri, quien, no obstante, cree que la lluvia ha podido eliminar la acción del fertilizante y encarecer la siembra.

El sector cerealista alicantino no podrá compensar este coste con el alza de precios por la invasión a Ucrania, ya que «cuando se recoja entre julio y agosto se habrá relajado el mercado», según explica el vocal de ASAJA Alicante.

La Foia de Castalla es una de las zonas donde menos preciptaciones ha dejado el episodio, alrededor de 100 litros, suficientes no obstante para rescatar el cereal «de una muerte segura», según José de la Asunción, vocal de Almendro y Olivo de la organización agraria. Todos los cultivos de secano de la comarca las han recibido «con más beneficio que daño».

Un año de agua sobre la cereza de La Montaña
Alivio para los cultivos de secano de la Montaña. Con 510 litros en Llíber, 700 en Alcalalí y Parcent y 800-900 en Gorga, Castell de Castells o la Vall d’Ebo; el temporal ha descargado prácticamente las lluvias de un año en el mes de marzo. «Hacía mucha falta para la campaña de uva, porque hubiera sido baja sin la lluvia. Al olivo y lo que queda de almendro les beneficia, pero a la cereza la ha pillado en flor», apunta José Juan Reus, vicepresidente de la organización y representante de vinificación. «Mil litros es prácticamente lo que cae aquí en un año», subraya.

El temporal ha privado a los cerezos de la polinización de las abejas y les ha traído plagas de monilia, un hongo que echa a perder sus flores. «Los que están en zona temprana pueden haberse perdido en un 50%. Hay que esperar a que florezcan los tardíos en 10 o 15 días para valorar toda la campaña», afirma Hilario Calabuig, presidente de la IGP Cerezas de la Montaña de Alicante y socio de ASAJA. El agricultor distribuye la producción en un 40% en zona temprana y un 60% en tardía.

Demasiada agua para los primeros nísperos
En la Marina Baixa, donde han caído entre 600 y 640 litros en Callosa d’en Sarrià, la lluvia ha causado daños a la primera partida de níspero. «Ha roto el que se estaba a punto de cosechar. No es comercial, va al suelo directamente», lamenta Rafael Gregori, vocal de este sector. Las parcelas de zona temprana pueden perder en torno a un 15 o 20% de la producción por el repentino aumento de tamaño provocado por el agua, que rompe la piel del fruto. Por contra, «beneficia mucho a las zonas tardías porque traerán muy buenos calibres», explica el especialista en nísperos de ASAJA Alicante.

Tregua en todo el Vinalopó
Con olivo, viña y hortalizas de invierno, los cultivos del Alto Vinalopó combinan secanos y regadíos a los que el temporal «ha sentado estupendamente» a pesar de su irregularidad, en palabras de Vicente Navarro, socio de ASAJA Alicante de Villena. Apenas 90 litros al sur de la comarca y registros que sobrepasan los 600 al norte, alrededor de Banyeres. «La lluvia refresca la viña y es buenísima para el olivo, pero si continúa quizá ya sea impertinente», opina el agricultor villenero. Navarro destaca que los regantes han podido mantener los riegos apagados durante todo el mes y, con ello, compensar parte de la brutal subida de la luz. El temporal concede una tregua a una zona sometida a un gran estrés hídrico y político por la inoperancia del Júcar-Vinalopó. «Pero la sequía continúa, esto un beneficio puntual», señala.

Antonio Gascón, responsable de Seguros Agrarios de la organización, define los 116 litros recogidos en Villena como «una lluvia persistente que supone la salvación absoluta para el secano». «Salvación para el viñedo, los frutos secos y el cereal, que estaba agonizando. Si no el 100%, ha rescatado más del 70% de la producción de cereal, porque la sequía era importante», asegura el técnico de ASAJA Alicante. Apunta que el temporal ha permitido engordar la almendra, regar viñas que empiezan a brotar, recargar acuíferos y lavar sales del suelo. «Hay que apuntar sin embargo algunos daños en hortaliza pendiente de recolección, como nabos, chirivías y zanahorias, y dificultades para entrar a recolectar en algunas parcelas. También ha impedido trabajar a las abejas y a otros polinizadores, por lo que no ha venido bien a la cereza, un cultivo importante en la zona», añade Gascón.

En el Medio Vinalopó los pluviómetros han captado entre 150 y 200 litros durante el temporal. Volumen pequeño en comparación con otras comarcas al que Pedro Rubira, vocal de Uva de Mesa, no encuentra reparo. «Es maravillosa para la uva de mesa, un gran ahorro en la formación de bulbos. Hemos evitado entre cuatro y cinco riegos en variedades tempranas», asegura el miembro de la junta directiva de ASAJA Alicante.

Pedro Valero, secretario general y portavoz de Granada del Campo de Elche, mantiene el relato de sus compañeros cauce arriba. «En la zona han caído 140 litros en todo el episodio. Sin daños, buena lluvia para el arbolado y los granados, que cogen humedad, y mejora la calidad de las hortalizas de invierno. El único problema ha sido las dificultades para entrar a trabajar y alguna plaga de caracol», apunta el directivo de la organización.

El temporal sacia la sed de la Vega Baja para 2022
«Entre 150 y 180 litros y ni una escorrentía, todo calado en el suelo. Ahora tiene que dejar de llover y hacer sol». Gracias y adiós. Es el resumen que hace el productor de cítricos y presidente de la organización, José Vicente Andreu, de este episodio de lluvias. Para Andreu, el temporal augura una buena cosecha de primavera, donde las alcachofas producirán el segundo colmo.
Además, la lluvia «quita estrés» a los enfrentamientos con el Ministerio y otras administraciones por la sustitución del trasvase Tajo-Segura por el agua desalinizada a precios desorbitados con la que se pretende solventar el déficit hídrico de la provincia.

Nos ha asegurado el agua para el resto del año. Estábamos en una situación en la que los embalses del Segura iba para abajo y ahora se invierte el ciclo», apunta el dirigente agrario. La mayoría de agricultores de la Vega Baja «no hemos regado ni un solo día de marzo». «Esto quita estrés en la guerra del agua, da tregua durante 8 o 9 meses. Pero las políticas del agua son a largo plazo y es en momentos como este cuando hay que tomar decisiones, especialmente ante la próxima aprobación de los planes de cuenca», advierte Andreu.

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