Asaja reclama estabilidad en las cotizaciones del limón e insta a los supermercados a apostar por el producto nacional

El limón llevaba meses por los suelos, literalmente. No solo de precio. En una imagen inédita por su extensión, hectáreas y hectáreas de bancales de limoneros en la Vega Baja y el Camp d´Elx han aparecido durante meses alfombradas de amarillo.

Toneladas de limones en el suelo, sin recoger, sin valor económico. Ambas zonas concentran las principales áreas productoras de España, en superficie dedicada a este cultivo y en producción: el 40 % del total nacional y casi el 30 % de la facturación, sobre unas diez mil hectáreas.

Nadie quería el limón. Los operadores no daban ni 10 céntimos por kilo, lo que ni siquiera permitía cubrir costes. Los agricultores lo único que pudieron hacer fue dejar el limón en el árbol, que luego terminaba en el suelo, y como ocurrió en algunas explotaciones del llano del campo de San Miguel de Salinas, abrir las fincas para ofrecerlos los vecinos. 300.000 de las 900.000 toneladas de la cosecha se quedaron en los bancales. Fue la campaña del limón más ruinosa que se conoce en el campo de Alicante.

Euro el kilo, tres en el supermercado
Eso pasaba hasta hace un mes. Pero, cosas del mercado, ahora, con los primeros pasos de la nueva campaña la demanda se ha disparado en una montaña rusa que no es nada beneficiosa para el sector: con precios de pago al agricultor de un 1 euro el kilo por limón ecológico y 0,70 euros por el convencional. El fruto estará en un mes pero los contratos se van firmando para la primera variedad del limón Fino-95, que se cortará dentro un mes, a la que seguirá el Eureka y el Mesero, también de la variedad fino.

Todo
La demanda está tan disparada, aunque puede ser algo puntual, se compra todo. Lo que habitualmente desechan los mayoristas, limones con manchas o con peor «vista». Incluso lo que no se vende en una buena campaña.

Se buscan también para el circuito comercial incluso restos de la última cosecha de limón Verna, la de este verano que estaba destinada a pudrirse achicharrada por el sol.

¿Qué ha cambiado? La globalización quita y la globalización da. La campaña en Sudáfrica, que invade el mercado español y europeo con un producto muy cuestionado por su calidad y control fitosanitario, ha sido mala y corta por las inundaciones, tormentas y heladas. No está entrando producto de ultramar. Tampoco argentino.

Y aunque la demanda de limón siempre es muy estable en los supermercados -los clientes lo compran sí o sí-, alcanza un pico mayor en pleno verano para consumo en fresco como complemento a las bebidas refrescantes o granizados -.

Solo hay que tener en cuenta en la hostelería el gesto de poner una rodaja de limón en refrescos y copas con un consumo multiplicado en las áreas turísticas.

Reducción
En el aumento del precio incide a su vez la reducción estimada de un 20 % respecto a la campaña anterior, que fue histórica pero se quedó sin recoger. El calibre es menor con los bancales sufriendo déficit hídrico, lo que ha retrasado también la cosecha, y ante el resultado catastrófico de la anterior campaña algunos agricultores tiraron la toalla en la provincia de Alicante y abandonaron la preparación previa del limón Fino.

Se talaron muchos árboles de este cítrico en zonas de la Vega Baja donde se había convertido en la forma más sostenible de mantener producciones agrícolas rentables. Estos bruscos cambios en el mercado no son buenos. Son los consumidores quienes terminan pagándolo en el supermercado donde la bolsa de un kilo de limones se puede encontrar entre los tres y los seis euros el kilo. Además, el consumidor no tiene alternativa, como ocurre con cítricos «de sustitución» como naranjas o mandarinas, por ejemplo.

Estabilidad
«La posición de Asaja es tratar de conseguir estabilidad en los precios. Nunca son buenas estas grandes variaciones», explica José Vicente Andreu, presidente de Asaja Alicante. Los precios bajos como los de hace pocas semanas arruinan a los agricultores sin que el consumidor pueda comprar más barato, recuerda. «Y ahora ante la falta de limón un precio excesivo distorsiona la realidad, el consumidor paga más cara la fruta y el agricultor tampoco saca beneficio.

El sector debe trabajar por conseguir «una estabilidad con rentabilidad para todos», remarca. Para Andreu el hecho de que tan sólo en menos de un mes pasemos de unos precios ruinosos a otros muy altos evidencia que las cosas no se están haciendo bien en la cadena de distribución. «No se tienen objetivos a medio o largo plazo de seguridad en el suministro y y garantía de calidad», señala.

Oportunidad para apostar por el producto nacional
Asaja considera que ahora es un buen momento para que los grandes comercios y los supermercados apuesten por el producto nacional porque es siempre más seguro, de mejor calidad y más rentable que el importado de países terceros.

«Por eso pedimos que se establezcan contratos de suministro entre comercios y agricultores para toda la campaña y a precios moderados pero rentables para todas las partes», incide.

En el caso de la provincia de Alicante singularidad del limón de la Vega Baja y del Camp d´Elx, con la que se puede distinguir del resto del mercado, está determinada por la salinidad de las aguas y la tierra que se emplean para su producción. Estas condiciones otorgan al limón, en este caso como condimento, un sabor, una resistencia, jugo y calibre específicos. Los productores llevan tiempo intentando impulsar una indicación geográfica protegida, una marca distintiva para estas cosechas en el mercado europeo.

Los cítricos de la Vega Baja y la provincia de Alicante, de forma genérica, ya están amparados con una IGP en toda la Comunidad Valenciana bajo la denominación de «Cítricos Valencianos», aprobada en el año 2003.

Fuente: Diario Información con la colaboración de ASAJA Alicante

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